lunes, 19 de marzo de 2012

¿Qué pasa con el mundo? Por Umberto Eco

Dejemos de lado, por el momento, las interpretaciones alarmistas del calendario maya y todas esas profecías del día del Juicio Final.
Lo que sabemos con seguridad es que, día tras día, los diarios están anunciando un futuro que se ve cada vez más deprimente: océanos desbordantes, estaciones del año que desaparecen (dentro de muy poco, al parecer) e impagos económicos –tanto así que el hijo de mis amigos, de 10 años, después de escuchar a sus padres hablar del destino del mundo, rompió a llorar y preguntó: “¿Es que no hay nada agradable en el futuro?”.

Para consolarlo, podría citar numerosas profecías catastróficas a lo largo de la historia, dado que en siglos pasados era bastante común hacer tales predicciones terribles...+ en OPINIONES del MUNDO / ojo adventista, haciendo clic aquí.



+ Leer más..

jueves, 16 de febrero de 2012

¿Se puede confiar en la profecía bíblica? La experiencia de Daniel. Por William H. Shea

La profecía es crucial para la fe y las creencias adventistas. Es sobre la base de la profecía bíblica que se fundó el movimiento adventista, con la convicción de que la historia llegará a su clímax en ocasión de la segunda venida de Cristo. Hacia esa culminación gloriosa se dirige la historia que terminará en el momento en que Dios destruya el pecado y a Satanás para siempre y abra las puertas de la eternidad para los redimidos de todas las edades. La interpretación adventista de los eventos de los últimos días se basa en las profecías de Daniel y Apocalipsis, además de otras declaraciones proféticas de la Biblia. Sin embargo, muchos cristianos y no cristianos han cuestionado la autenticidad de la profecía bíblica y tienden a rechazar la interpretación adventista como esencialmente especulativa.

Esta acusación no debe aceptarse sin realizar un serio estudio teológico e histórico de la profecía bíblica para constatar si es digno de creer, o no. Un breve análisis al libro de Daniel muestra que su contenido profético es confiable desde la historia y significativo desde la teología. Este artículo así lo muestra.

El libro de Daniel se divide claramente en dos mitades. La primera relata parte de la historia neobabilónica, especialmente al incluir el relato de Daniel y sus tres compañeros (caps. 1-6). La segunda parte presenta algunas profecías altamente simbólicas y de largo alcance que son llamadas apocalípticas (caps. 7-12). La primera parte también contiene profecías que, con excepción del sueño de Nabucodonosor del capítulo 2, involucran mayormente a personas, lugares y eventos locales. Las profecías relacionadas con Nabucodonosor en el capítulo 4 y con Belsasar en el 5 se parecen más a las profecías “clásicas” que se encuentran, por ejemplo, en Isaías y Jeremías.

Esta gama cronológica de profecías nos brinda la oportunidad de relacionar estas predicciones con el cumplimiento histórico en una escala que va desde el tiempo cercano a Daniel hasta un período intermedio posterior a su vida y que alcanza las profecías futuras de siglos después.


Una profecía cercana: La caída de Belsasar

El capítulo 5 de Daniel narra lo que sucedió en el palacio de Babilonia la noche en que la ciudad cayó en poder de los medos y los persas. El rey, que es identificado como Belsasar, invitó a sus nobles y funcionarios a un gran banquete. Si duda creía que los persas que sitiaban Babilonia no tenía posibilidad de lograr su meta, debido a las extraordinarias y sólidas fortificaciones de la ciudad.

En el transcurso de la fiesta, apareció una escritura sobrenatural en la pared de la cámara del palacio donde se llevaba a cabo el banquete. Las cuatro palabras escritas allí eran tan misteriosas que ninguno de los sabios de Babilonia pudo interpretarlas. Se llamó entonces a Daniel, que era recordado por un episodio previo de interpretación. Él pudo leer la escritura y decirle al rey el significado: había sido pesado en la balanza del juicio divino y había sido hallado falto. Su reino le sería quitado y dado a los medos y persas.

Esta profecía se cumplió esa misma noche cuando las fuerzas invasoras entraron en la ciudad utilizando la estrategia de desviar el curso del río Éufrates. Babilonia fue conquistada sin ninguna batalla. Belsasar fue muerto y su reino pasó a manos de los medos y los persas.

En primera instancia, se podría pensar que no hay forma de constatar mediante fuentes históricas el cumplimiento de esta profecía. Si bien es verdad que sería muy difícil demostrar que ésta fue dada la misma noche de su cumplimiento, existen métodos indirectos para evaluar su contexto.

En cierto momento, la existencia de Belsasar era desconocida. Su padre Nabonido aparecía como el último rey del período neobabilónico. A partir de 1861 el nombre de Belsasar, como príncipe heredero, comenzó a aparecer en tablillas cuneiformes que se estaban traduciendo. Estas referencias se sucedieron hasta que en 1929 se publicó una tablilla conocida como “El relato en verso de Nabonido”. Esta importante tablilla indicaba que Nabonido había “confiado su autoridad” a Belsasar cuando viajó por largo tiempo a Tema, en Arabia. De esta manera se obtuvieron evidencias de que Belsasar fue algo así como con un corregente o rey.

El episodio descrito en Daniel 5 es específico. Indica que cuando Daniel ingresó a la sala del trono para leer la escritura en la pared, el rey presente era Belsasar, no Nabonido. Era de esperar que Nabonido estuviera a cargo de ese banquete, pero él ni siquiera es mencionado en la narrativa, lo que implica que ni siquera estaba en el palacio esa noche. Si no estaba en el palacio, ¿dónde estaba?

Un texto babilónico conocido como “La crónica de Nabonido” nos dice que Babilonia fue tomada sin lucha el 16 de tishri del año 17 y último del reinado de Nabonido. Esto puede equipararse con el 12 de octubre del año 539 a.C. En ese momento, según la misma crónica, Nabonido se encontraba frente a una división del ejército babilonio, peleando con Ciro y los persas en un paraje cercano a la ciudad llamada Opis, sobre el río Tigris. De esta manera, se comprueba que no se encontraba en Babilonia la noche de la caída.

Este hubiera sido un punto en que Daniel muy fácilmente hubiera podido cometer un error mencionado a Nabonido en la sala de banquetes esa noche, pero el escritor sabía que el rey presente era Belsasar, el joven corregente, así como sabía que no era Nabonido, el corregente mayor, ya que éste se encontraba en el campo de batalla con el ejército babilonio.

¿Cómo pudo haber tenido el escritor de este capítulo conocimientos tan exactos acerca de quién estaba en la ciudad y quién no? La respuesta es: porque esa noche él era un testigo ocular en el palacio. Si su conocimiento acerca de este hecho central fue tan exacto, creo que podemos confiar en su registro relacionado con la profecía de lo que sucedería esa misma noche.


Una profecía de duración intermedia: El surgimiento de Alejandro

La profecía de Daniel capítulo 8 comienza con una descripción de lo que lograría el reino medopersa, por medio del símbolo del carnero airado. Este carnero es identificado con Medo-Persia (Daniel 8:20). Lo sigue simbólicamente un macho cabrío que representa a Grecia (Daniel 8:2-8, 21). Este macho cabrío tiene un cuerno notable, como un unicornio. que representa a su primer rey que inicia la guerra contra el carnero persa.

Históricamente sabemos que este “cuerno” es Alejandro Magno, que formó un ejército e invadió el Cercano Oriente derrotando a los persas y conquistando todo el territorio en una campaña relámpago que duró sólo tres años.

Algunos críticos han sostenido que esto no fue profecía, sino historia escrita con posterioridad, como si fuera profecía. Sin embargo, hay un relato interesante en los escritos de Josefo que indica que esta profecía ya era conocida en el siglo IV a.C., mucho antes del tiempo cuando, dicen los críticos, se escribió el libro (siglo II a.C.).

El relato habla de la campaña de Alejandro por la costa de Siria y Palestina. En camino a Egipto, decidió apartarse de la ruta principal hacia el sur e ir a Jerusalén. Cuando llegó a la ciudad, uno de los sacerdotes tomó el rollo de Daniel y le mostró el lugar donde se lo mencionaba en la profecía como el griego que derribaría el imperio persa. Impresionado por la referencia profética de sí mismo, Alejandro preguntó a los líderes judíos qué podía hacer por ellos. Éstos le pidieron que los libere de impuestos durante los años sabáticos cuando dejaban los campos en barbecho y no realizaban la cosecha. Se dice que Alejandro les otorgó lo solicitado. El pasaje de Josefo dice lo siguiente:

“Y cuando se le mostró el libro de Daniel, donde Daniel declaraba que uno de los griegos destruiría el imperio de los persas, supuso que él era la persona prevista; y al alegrarse entonces, despidió a la multitud por el momento, pero al día siguiente los llamó, y les mandó que pidieran los favores que de él quisiesen, a lo que el sumosacerdote deseó que pudieran disfrutar de las leyes de sus antepasados, y pudieran estar eximidos de tributo los séptimos años. Alejandro les otorgó todo lo deseado, y cuando le solicitaron que permitiera a los judíos de Babilonia y Media disfrutar también de sus propias leyes, de buena gana prometió que de allí en más harían lo que desearan”.1

Si el relato de Josefo es exacto, entonces la profecía de Daniel 8, incluyendo el gran cuerno de Grecia que era Alejandro, ya existía en el siglo IV a.C. Esto no sólo brinda evidencias de la composición temprana del libro de Daniel, sino que también muestra de qué manera un elemento de esta profecía halló su cumplimiento y fue reconocido al hacerse realidad.

No es necesario decir que una vez más, los críticos de la naturaleza predictiva de Daniel rechazan el relato como no histórico. En el relato mismo, sin embargo, hay ciertas evidencias que testifican de la naturaleza histórica del encuentro de Alejandro y los sacerdotes en Jerusalén. Esa evidencia proviene de una referencia al año sabático en este contexto.

En fuentes extrabíblicas, se han hallado alrededor de una docena de referencias a años sabáticos. Estos textos e inscripciones dan los equivalentes de esos años sabáticos en términos de otros calendarios. Es así que puede completarse una tabla de años sabáticos. El año en que se produjo esta entrevista con Alejandro fue el 331 a.C. Según la tabla de los años sabáticos, 331 fue de hecho un año sabático. Ahora que Judea había sido tomada por el rey macedonio, los líderes judíos podían ver el problema que deberían enfrentar cuando tuvieran que rendirle tributos. No tendrían cosecha para pagarle los impuestos. De allí la urgencia de su pedido.

Este mínimo detalle, el pedido basado en el año sabático, es una prueba de que el episodio realmente sucedió, y de que la transición histórica que se produjo había sido en realidad profetizada por Daniel antes de que sucediera.2


Una profecía a largo plazo: El surgimiento y la caída de Roma

En Daniel capítulos 2 y 7 se presentan profecías paralelas acerca de cuatro imperios del Mediterráneo y el Cercano Oriente. Daniel 2 relata los eventos que se produjeron en torno a un sueño dado al rey Nabucodonosor que los sabios de Babilonia no pudieron describir o interpretar. Sin embargo, Daniel pudo describir con éxito el sueño e interpretarlo. Usando los símbolos de los cuatro metales que conformaban la impresionante estatua de Daniel 2, el profeta describió la sucesión de estos cuatro grandes imperios: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma.

A algunos no les agradan estas evidencias bien directas del conocimiento previo de Dios en la profecía, y se han opuesto a esta postura afirmando que el autor del libro de Daniel no vivió en el siglo VI a.C. cuando se dio la profecía. Según ellos, vivió en el siglo II a.C. y utilizó el seudónimo de Daniel para escribir acerca de los eventos que ya habían tenido lugar. De esta manera, sostienen los críticos, Daniel es en realidad historia escrita como si fuera profecía.

Puede evaluarse este argumento, sin embargo, para ver cuán bien concuerda con los datos. Si el autor de Daniel escribió en el siglo II a.C. y era sólo un historiador, no un verdadero profeta, ¿qué clase de predicciones podría haber hecho? Existen dos posibilidades. En primer lugar, podría haber dicho que el cuarto reino, Roma, que era más poderoso que todos los anteriores, permanecería para siempre. Esta era probablemente la postura más común respecto del futuro en el siglo II a.C., ya que Roma había llegado a ser preeminente. (Eso creía Flavio Josefo, el historiador judío del siglo I, cuando se ocupó de esta porción del libro de Daniel, ya que no menciona las divisiones o el reinado de la piedra que seguiría). Por otra parte, el escritor podría haber razonado que si se habían sucedido cuatro grandes reinos mundiales, podría haber un quinto, un sexto, un séptimo, y así sucesivamente. En otras palabras, la secuencia debería continuar. Después de Roma, otro gran poder mundial aparecería, y así sucesivamente.

Un historiador que escribiera en el siglo II a.C. sin contar con el conocimiento previo divino, habría tenido estas dos alternativas: o Roma permanecía para siempre o la seguirían otros grandes poderes mundiales.

El escritor del libro de Daniel no abrazó ninguna de estas dos posibilidades lógicas. Al rechazar la idea de que habría otros poderes mundiales, dijo que el cuarto poder sería quebrantado en partes y que esas partes continuarían y lucharían entre sí hasta que Dios estableciera su reino. Asimismo, rechazó la idea de que Roma continuaría para siempre; este cuarto reino sería quebrantado. De hecho, eso es lo que pasó cuando las invasiones bárbaras asolaron Roma en los siglos V y VI d.C.

¿Cómo fue que el autor de Daniel sabía, con varios siglos de anticipación, que Roma sería dividida en partes, que no permanecería para siempre ni sería reemplazada por otro gran reino mundial? ¿Cómo es que eligió la posibilidad menos probable para el futuro desde un punto de vista de la lógica humana? La respuesta es que no se apoyaba en la lógica humana, sino en el conocimiento previo que Dios le había dado.


Resumen

Hay muchas profecías en la Biblia, cuyos escritores dicen que se cumplieron, aunque los registros de estos cumplimientos se hallan solamente en la Biblia. En estos casos no existen evidencias externas que confirmen el cumplimiento. Sin embargo, en el caso de muchas profecías, las evidencias externas indican que se cumplieron. Las expuestas más arriba lo demuestran.

Las profecías bíblicas operan en varios niveles. Algunas fueron dirigidas a individuos, otras a pueblos o ciudades y algunas a reinos o naciones. Sucede lo mismo en términos de tiempo. Algunas profecías tenían que ver con circunstancias inmediatas, otras se ocupaban de los eventos en un futuro relativamente cercano y otras pueden ser clasificadas como predicciones a largo plazo, que abarcan siglos. Lo tratado en este artículo cubre estas tres posibilidades.

El factor común en todos estos casos es que existen evidencias externas que demuestran la exactitud de las predicciones, lo que brinda evidencias de que las profecías han sido escritas sobre una base que trasciende las conjeturas humanas. Dan testimonio de un Dios que brindó informaciones confidenciales a sus siervos, los profetas. Esta es una buena razón adicional para creer en la existencia del Dios de la Biblia.3






Fuente: Dialogo Universitario / Este ensayo está basado en un estudio más extenso publicado en The Big Argument: Does God Exist? editado por John Ashton y Michael Westacott (Master Books, 2005).
Autor: William H. Shea (M.D., Loma Linda University; Ph.D., University of Michigan), es un director asociado del Instituto de Investigación Bíblica en la Asociación General.

Referencias: 1. Josephus, Antiquities of the Jews, libro 11, capítulo 8, párrafos 337, 338. 2. Se pueden consultar las tablas de los años sabáticos de los judíos en B. Z. Wacholder, “The Calendar of Sabbatical Cycles During the Second Temple and the Early Rabbinic Period” (El calendario de los ciclos sabáticos durante el período del segundo templo) Hebrew Union College Annual (1973), pp. 153-196. 3. Lecturas adicionales: Por textos relacionados con Belsasar y una síntesis de ellos, véase R. P. Dougherty, Nabonidus and Belshazzar (New Haven, Connecticut: Yale University Press, 1929). Por una colección muy útil de textos cuneiformes traducidos, especialmente fuentes babilónicas relacionadas con los temas de este artículo, véase J. B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1955). Por una revisión útil de la historia babilónica, véase H. W. F. Saggs, The Greatness That Was Babylon (Nueva York: Hawthorn Books, 1962). Por la historia de la interpretación de los cuatro reinos en las profecías de Daniel a través de la historia y la presencia de Alejandro Magno en Daniel 8, véase L. E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, vols. I-IV (Washington, D.C.: Review and Herald Publ. Assn., 1950-1954).


- Versión corregida y re formateada, de la originalmente publicada por Ojo Adventista, el 13 de marzo de 2009.





+ Leer más..

sábado, 21 de enero de 2012

Preparados para Su Venida / Sermones de Stephen Bohr

Seminario dedicado a la preparación para la Segunda Venida de Cristo.


• Tema 1: Sin temor en el Juicio

Serie de siete temas presentados por el pastor Stephen P. Bohr. Y producido por el Centro Audiovisual Digital (CAD) de la Corporación Universitaria Adventista / Universidad Adventista de Colombia.


• Tema 2: Como ladrón en la noche


• Tema 3: Un oasis en el Tiempo


• Tema 4: El Fuego consumidor


• Tema 5: Lo Santo y lo Profano


• Tema 6: La Luz Mayor y Menor


• Tema 7: Reflexiones sobre Daniel
Enlace

Fuente: Jespadillchannel /Youtube
Autor: Stephen P. Bohr, nació en Wisconsin, creció en Venezuela, donde sus padres sirvieron como misioneros. Durante más de 30 años que ha servido como pastor, profesor de teología, consejero de la juventud, y evangelista reconocida en todo el mundo. Presenta tambien en 3ABN la conocida serie “New Perspectives on the Spirit of Prophecy” (Nuevas perspectivas en el Espíritu de Profecía) y es autor de la innovadora serie, "Cracking the Genesis Code" (Descifrando el Código de Génesis). También es Presidente del ministerio independiente SECRETS UNSEALED y sirve como pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Central de Fresno, California.









+ Leer más..

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Usted puede apostar por la segunda venida de Cristo. Por Clifford Goldstein

Los juegos de azar son una industria multimillonaria. A fin de conservar el negocio, los dueños de los casinos y de los hipódromos necesitan ganar más dinero del que pierden. Así, dependiendo de lo que uno juega y cómo juega, las probabilidades están siempre en contra del apostador en una relación de diez a uno, de veinticinco a uno, y aun de cien a uno. Cualesquiera sean las probabilidades, usted ciertamente perderá más de lo que gane. Así es como sobreviven los casinos y los hipódromos.

Supongamos, sin embargo, que usted tuviera una probabilidad de acierto de cinco o seis a uno a su favor. Supongamos, aún más, que esas probabilidades a favor suyo le ofrecieran algo mucho mejor de lo que le ofrece cualquier casino, como por ejemplo conocer con seguridad qué le deparará el futuro.

Las buenas nuevas son que el libro de Daniel ofrece un porcentaje de acierto de cien por ciento a su favor respecto de la posibilidad de conocer el futuro. ¿Por qué, entonces, jugar en contra de Dios, si él nos ofrece algo tan favorable?

El libro de Daniel nos habla de un sueño que un joven judío, seis siglos antes de Cristo, interpretó para el rey de Babilonia. En el sueño, el rey vio una estatua gigante: Su cabeza era de oro; los brazos y el pecho, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Eventualmente, una piedra gigante, “cortada no con mano”, derrumbaría la estatua (ver Daniel 2:31-34).


La interpretación del sueño

Éste es el sueño. La interpretación es la siguiente: Después de hablar acerca del rey y de su poder, Daniel le dice: “Tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo” (Daniel 2:38-40).

En otras palabras, Babilonia era aquella cabeza de oro. Después de Babilonia vendría otro reino, simbolizado por la plata. Y eso es lo que sucedió: El Imperio Medo-persa se levantó después de la caída de Babilonia. De acuerdo al sueño, otro imperio se levantaría después de éste. Y eso sucedió meridianamente: El antiguo Imperio Griego se levantó después de la caída del Imperio Medo-persa. Luego vino otro reino mayor, hecho de hierro, que devastaría todo a su paso. Y ése fue, de hecho, el Imperio Romano, que se levantó después de Grecia.

Ahora bien, de acuerdo a la profecía, únicamente la cabeza sería de oro. Los brazos y los pechos no tenían nada de oro, porque el imperio babilónico había sido completamente arrasado. La plata, que representa al Imperio Medo-persa, estaba limitada al pecho y a los brazos, porque dicho imperio se desvaneció ante las huestes griegas. Las piernas de la estatua no contienen bronce, sólo hierro, porque el imperio pagano de Roma reemplazó al griego.

Pero entonces, la distinción entre los metales, que representan imperios, finaliza. A diferencia de los anteriores imperios, que desaparecieron, la Roma imperial no fue seguida por otro imperio y reemplazada por un nuevo metal. En vez de esto, fue dominada y dividida por varias tribus que fueron precursoras de las naciones europeas actuales. Eso está representado por los pies y los dedos que siguen al Imperio Romano. A diferencia de otras naciones, que fueron reemplazadas por nuevos metales, los pies continúan siendo de hierro, aunque no sólo de hierro, sino de hierro mezclado con barro. La mezcla aún incluye al Imperio Romano, que no fue totalmente destruido, porque continuó existiendo de otro modo.


Los dedos de hierro y de barro

Veamos qué sucedió más tarde con el Imperio Romano: “Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Daniel 2:41-43).

A diferencia de los tres imperios que lo precedieron, el Imperio Romano no fue reemplazado por un nuevo imperio; tal como aparece en la visión, el hierro no fue reemplazado por un nuevo metal. En vez de esto, Roma fue dividida en las naciones que llegaron a ser la Europa moderna. Algunas naciones fueron fuertes, y otras débiles. ¡Qué representación perfecta de la Europa de hoy, compuesta de naciones con un tremendo impacto internacional, como Gran Bretaña, Francia y Alemania, y de otras más modestas como Luxemburgo y Andorra!

Daniel dijo, además, que “se mezclarán por medio de alianzas humanas” (vers. 43), ¡lo cual representa nuevamente una descripción perfecta de la Europa moderna! Cuántos matrimonios de la realeza se han formado con el paso de los años, y aún hoy se entrelazan los pueblos de Europa, a pesar de que la profecía afirma que “no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (vers. 43). En otras palabras, Europa no será una entidad singular. A pesar de las diferentes alianzas económicas, como la Comunidad Económica, Europa está aún compuesta por naciones separadas por idiomas, fronteras e intereses políticos. Esto es exactamente como la profecía, escrita cerca de 600 años antes de Cristo, presenta a Europa.


El reino eterno

De acuerdo a la profecía, se levantará otro poder. Hablando de las naciones que surgirían del Imperio Romano, es decir, las actuales naciones europeas, dice lo siguiente: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (vers. 44). Así, Babilonia vino y se fue, como fue predicho. El Imperio Medo-persa vino y se fue, como fue predicho. Grecia vino y se fue, como fue predicho. Cada predicción cumplida aumenta la credibilidad del resto de la profecía. El Imperio Romano surgió como fue predicho.

Como fue predicho, Europa fue dividida luego en varias naciones. Algunas serían débiles y otras fuertes, como también fue predicho. Se casarían y se mezclarían entre ellos. Sin embargo, estas naciones no llegarían a unirse como un imperio único, así como fue predicho. Hasta aquí, Daniel acertó en ocho de ocho predicciones.

Hoy, desde nuestro punto de vista, el único reino que aún no ha llegado es el último: el reino de Dios. Todos los otros reinos han llegado y se han ido, como fue predicho. Así es que, si analizamos la profecía y sus cumplimientos, podemos ver que las probabilidades de que el reino de Dios sea una realidad son altísimas.

Ningún casino le puede ofrecer a usted una garantía mayor para ganar. Qué tonto, entonces, sería no lanzar sus fichas con el Dios que ha prometido que todo esto ocurrirá. Ésta es la mayor garantía de triunfo en cualquier apuesta que haya hecho alguna vez en su vida.






Fuente: El Centinela
Autor: Clifford Goldstein, autor prolífico. Editor de la Guía de estudio para adultos para la Escuela Sabática. Desde 1992 hasta 1997, fue redactor de ‘Liberty’, y 1984-1992, editor del Shabat Shalom. El tiene M.A. in Ancient Northwest Semitic Languages de la Johns Hopkins University (1992). Es autor de unos 18 libros, los más reciente son "God, Godel, and Grace" y "Graffiti in the Holy of Holies".

- 14122008





+ Leer más..

domingo, 27 de noviembre de 2011

El Milenio: el cambio será mayor de lo que imaginamos. Por David Macdonald

“Miré a la tierra, y vi que estaba desordenada y vacía… Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y vi que el campo fértil era un desierto” (Jer. 4:23-26).
Con las noticias que tenemos del cambio climático, parecería que las palabras del profeta de antaño podrían cumplirse antes de lo pensado. Los científicos nos dicen que la tierra se encamina hacia un estado como el descrito por Jeremías.

Jeremías está señalando deliberadamente una conexión con Génesis 1:2, en un intento por impresionar a Israel para que se prepare para la inminente invasión de Nabucodonosor. Usa una hipérbole para describir la terrible destrucción que traería el rey de Babilonia. Dice que la tierra será como antes de la creación: “desordenada y vacía”. Cuando Juan escribió el Apocalipsis, también trazó una conexión con Génesis 1:2 al utilizar la palabra griega abussos (Apoc. 20:1), equivalente a la palabra hebrea tehom, generalmente traducida como “abismo” (Gen. 1:2), “profundidad”, “lugar inaccesible”, etc. (Apoc. 20:1).

Hoy vemos el texto de Jeremías no solo como referencia al pasado sino, lo que es más importante, como referencia profética al futuro milenio.

Pero esto parece haberse perdido a lo largo de los años. ¿Podemos ver el plan divino? Antes de la creación del primer cielo y la primera tierra, se afirma que la tierra estaba desordenada y vacía, en un estado de tehom. Al fin de los tiempos, la tierra regresa a esa misma condición. Dios se prepara entonces para crear un nuevo cielo y una nueva tierra. El pecado estropeó nuestra historia. Dios está volviendo a cero para dar inicio a una nueva obra. Dios comenzará nuevamente. Su intención para el planeta tierra se cumplirá. El Paraíso no está perdido. No ha sido frustrado por el pecado o Satanás. “Él es la roca, cuya obra es perfecta” (Deut. 32:4).

La tierra está desordenada y vacía y en un estado de tehom durante mil años debido a lo que sucede al comienzo de ese período. Pedro nos dice que “los cielos pasarán con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Ped. 3:10). Si consideramos el lenguaje utilizado por Pedro, el Planeta Tierra parece dirigirse a la fusión termonuclear de millones de grados centígrados.1

Lo que hay que entender

Es de vital importancia que captemos esta verdad sobre la condición de la tierra durante el milenio. Si no lo hacemos, podemos adoptar modelos no bíblicos del milenio. Los adventistas creemos que todos los salvados estarán en el cielo con Jesús durante ese período. Jesús dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay” (Juan 14:2). Y siguió diciendo: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (versículo 2).

Jesús está preparándonos un lugar en el cielo. Durante el milenio, solo el diablo y todos sus demonios habitarán este lugar sombrío que conocemos como el Planeta Tierra. Y solo al fin de los mil años, “la santa ciudad, la nueva Jerusalén”, descenderá “del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo” (Apoc. 21:2).

Otro factor, acaso más importante, que lleva a adoptar modelos equivocados del milenio es la idea de un reino y gobierno político de los judíos y/o de la iglesia cristiana sobre las naciones. Un estudioso afirma que este error es común en todos los demás modelos. Es serio, porque hace que la Segunda Venida de Cristo pierda todo su significado. ¡Qué decepcionante sería si después de la Segunda Venida la vida continuara de la misma manera, más allá del justo gobierno bajo la conducción de Cristo! Si 1844 produjo un chasco, ¡este sería el chasco más grande de la historia!

Por eso debemos descartar la idea de un reino político del Mesías. Ese fue el error de los discípulos. Judas traicionó a Jesús y Pedro lo negó (en efecto, ninguno de los discípulos estaba preparado para la cruz) debido a sus perspectivas equivocadas del Mesías “político”.

Esta visión también se relaciona con el peligro de confundir “las multitudes, desde los más pequeños hasta los mayores”2, para que sean engañadas por la personificación de Cristo que hará Satanás en la Segunda Venida, lo que Elena de White denomina “el engaño más poderoso, casi irresistible”.3 Jesús dijo: “Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí” (Juan 18:36). ¿Cuándo vamos a comprender el verdadero significado de sus palabras? Si el reino del Mesías fuera político, la fusión termonuclear se habría producido en la cruz y no al fin de los tiempos.

Un tercer punto: el milenio es el capítulo final de la historia del pacto divino, del compromiso que hizo para salvar a “todo aquel” que lo desee. Lo que Dios les prometió a Adán y Eva fuera de las puertas del paraíso y a todas las generaciones subsiguientes se está haciendo realidad. Una “gran voz” proveniente del trono lo pronuncia con el lenguaje típico del pacto: “El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apoc. 21:3).

Dios está poniendo fin a la historia de la salvación. Vemos aquí la disposición final de todas las cosas; el destino final de todos los que aceptan la salvación divina; el destino final de todos los que rechazan la salvación; el proceso de juicio que revela estos destinos y vindica el nombre de Dios; el destino final de Satanás y las agencias que ha utilizado en la tierra para cumplir sus terribles acciones; y, específicamente, la muerte es enfrentada y destruida. Finalmente se presentan el cielo nuevo y la tierra nueva en todo su esplendor. Y sí, es Jesús el que hace que estas promesas se hagan realidad. “Porque todas las promesas de Dios son en él ‘sí’, y en él “Amén’” (2 Cor. 1:20).

Un cambio verdadero

Se aproxima el cambio climático. Pero será mucho más radical de lo predicho. La Segunda Venida de Cristo no será un cambio cosmético del Planeta Tierra. La Tierra como la conocemos llegará a su fin. El tiempo se detendrá. Si la cruz divide la historia, la Segunda Venida le pone fin. Si la cruz es central para la historia de la salvación, la Segunda Venida es el capítulo final de esa historia. Nadie debería engañarnos para que pensemos de otro modo.

Los mil años forman un vínculo que mantiene unidas muchas ideas aparentemente sin conexión; pero el evento decisivo de todos los sucesos escatológicos está dado por la Segunda Venida. Nuestra mente se llena de hermosa armonía al ver la forma en que Dios pondrá fin a la historia de la salvación.






Fuente: Adventist World
Autor: David Macdonald es pastor de la iglesia en Bundaberg, Queensland, Australia.

Referencias: 1. The temperature of our sun at its core: Mark R. Chartrand III, Skyguide: A Field Guide for Amateur Astronomers (New York: Golden Press, 1982), p. 202. 2. El gran conflicto, p. 682. 3. Ibíd.





+ Leer más..

lunes, 31 de octubre de 2011

Falso profeta condenado por su propias palabras

"Ahora bien, si ustedes se preguntan cómo saber si una persona trae o no un mensaje de parte de Dios, sigan este consejo: Si el profeta anuncia algo y no sucede lo que dijo, será señal de que Dios no lo envió. Ese profeta no es más que un orgulloso que habla por su propia cuenta, y ustedes no deberán tenerle miedo".



Ya Jesús nos advertía, 2000 años atrás, "Mirad que nadie os engañe... muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos". Palabras que hoy tiene una especial aplicación y cumplimiento.
Ayer miles de ex adventistas congregados bajo el Ministerio La Verdad Eterna (enfatizo, fueron Adventistas del 7º Día y hoy no lo son) estaban esperando el cumplimiento de las "palabras proféticas" de su líder Cristian Silva, "Cristo viene el 15 de Octubre del 2011, en el día sábado, que será luna llena, mediados de mes y concuerda con la fiesta del 15 de Tishri como lo dice la profecía"...

+ en
NOTAS del EDITOR / ojo adventista, haciendo clic aquí.




+ Leer más..

domingo, 9 de octubre de 2011

Cruzando el Jordán / Seminario de David Gates

1/6. El riesgo de cruzar el Jordán

• Seminario presentado por David Gates y producido por Gospel Ministries International. Seis predicaciones realizadas en noviembre de 2010.


2/6. La última generación


3/6. Preparación para cruzar


4/6. El ataque de los madianitas


5/6. La conquista del mundo


6/6. He aquí vengo pronto


David Gates es un piloto y misionero adventista independiente. Director de Gospel Ministries International y fundador de Red A.D.venir Internacional el primer canal adventista en español en trasmitir vía satélite a todo el mundo. Haciendo clic aquí puede ver la transmisión en directo de Red A.D.venir en OJO ADVENTISTA







+ Leer más..