miércoles, 9 de junio de 2010

El remanente del tiempo del fin. Por Ángel Manuel Rodriguez

¿Cuáles son las implicancias prácticas de este concepto teológico?

El concepto del remanente tiene una larga historia bíblica, que va desde el Génesis (6:9; 7:23) hasta el libro de Apocalipsis (12:17); y es fundamental para entender la naturaleza del pueblo de Dios y su intención divina para ellos. En el centro de este concepto bíblico yace un profundo interés en la preservación de la vida humana. Las familias, las tribus y las naciones del mundo antiguo muy frecuentemente se veían amenazadas por la posibilidad de la exterminación a través de ataques militares u otras catástrofes. Por lo tanto, era natural que se preguntaran por el tema de la supervivencia. Si aunque fueran unos pocos, un remanente podía sobrevivir, el grupo no se extinguiría. Se hacían todos los esfuerzos para asegurarse de que un remanente de ellos quedara en la Tierra.

Significado teológico

Perspectiva del Antiguo Testamento: En el Antiguo Testamento, el concepto de remanente tenía un rico contenido teológico. Estaba enraizado en el conflicto cósmico, y transmitía la certeza de que, en este conflicto cósmico, Dios saldría victorioso. Las fuerzas del mal intentaron exterminar al pueblo de Dios, la simiente de la mujer (Gén. 3:15), y circunstancialmente, pareció que tuvieron éxito al engañar, corromper y perseguir a gran parte del pueblo de Dios. No obstante, Dios siempre preservó un remanente. Por medio de estos fieles, llevó a cabo sus intenciones a lo largo del desarrollo de la historia. Fueron preservados por medio de su gracia salvadora. En la mayoría de las ocasiones, esto sucedió en medio de una apostasía nacional (ver Gén. 7:23; 1 Rey. 19:14; Apoc. 2:24). Cuando la verdad fue rechazada, Dios preservó un remanente por medio del cual la verdad fue protegida y restaurada.

Perspectiva cristológica: El remanente está estrechamente vinculado con la persona y la obra de Jesucristo. Si bien el pueblo de Dios forma parte de la simiente de la mujer (Apoc. 12:17; ver Rom. 16:20), Jesús es la Simiente de la mujer; el pueblo de Dios es su descendencia, pero él es el Hijo de la promesa (Apoc. 12:5). Él es la mejor expresión del remanente. Vino a un mundo de rebelión y pecado, permaneció absolutamente leal a Dios y derrotó definitivamente a las fuerzas cósmicas del mal. Jesús fue el instrumento majestuoso de Dios para revelar al universo la verdad acerca del carácter amoroso de Dios. En él y a través de él Dios preservó la raza humana. Por lo tanto, la identidad y la obra del pueblo remanente de Dios están determinadas y centradas en la persona y la obra del Hijo de Dios.

Los adventistas y el remanente de Dios del tiempo del fin

Los adventistas creen que Dios los levantó en el cierre del conflicto cósmico como un movimiento de reforma con el fin de preparar al mundo para el regreso de Cristo. Encontraron su identidad, su mensaje y su misión como remanente de Dios en el tiempo del fin en Apocalipsis 12 al 14. El concepto de remanente desempeña un papel importantísimo en Apocalipsis y encuentra su expresión por medio de diferentes términos. Son llamados específicamente “el remanente/ el resto” (12:17). La palabra griega utilizada por Juan es loipos, y designa aquello que pertenece “a la parte de un todo que permanece o continúa y, así, constituye lo que queda del todo”.1 En el Apocalipsis señala, entre otras cosas, al remanente en la iglesia de Sardis (3:2), y al remanente fiel en Tiatira (2:24).2

Remanente histórico: De acuerdo con Apocalipsis, el remanente es una entidad histórica. Apocalipsis 12 provee un resumen profético de la experiencia de la iglesia cristiana. El dragón avanza primero contra el Hijo de Dios (12:2, 4, 5) y luego contra la mujer, la iglesia, en un intento por destruirla (12:13). Como resultado, el verdadero pueblo de Dios pasa a la clandestinidad y es protegido por Dios (12:14-16). Los 1.260 días señalan el período durante el cual la iglesia experimenta la apostasía, imponiendo su posición sobre los demás por medio del poder civil (ver Hech. 20:29, 30; 2 Tes. 2:2-6; Dan. 7:25; 8:12). Los reformadores intentaron restaurar la verdad bíblica pero, desafortunadamente, su tarea quedó inconclusa. Otras verdades bíblicas necesitaban ser restauradas. Cerca del fin del conflicto permanece un remanente, y es objeto de ataque del dragón (Apoc. 12:17).

Remanente visible: De acuerdo con el Apocalipsis, el remanente del tiempo del fin es identificable, visible. Posee algunas características específicas. Primero, guardan los mandamientos de Dios (12:17; 14:12). Se hace referencia primariamente al Decálogo. El tema central en este conflicto gira alrededor de la adoración: ¿A quién deberían adorar los seres humanos (14:7)? Dado que la ley de Dios fue alterada (ver Dan. 7:25), es necesario restaurarla. El séptimo día sábado ha de ser reinstalado en el Decálogo. Los hombres necesitan comprender que la apostasía en la iglesia le abre la puerta a mayores engaños demoníacos (Apoc. 13:13, 14). El remanente, por medio de la gracia de Dios, guarda sus mandamientos. Segundo, tienen el testimonio de Jesús (Apoc. 12:17). El testimonio de Jesús es identificado con el don de profecía (19:10). Los dones espirituales, incluso el don de profecía, deberían estar presentes en el pueblo remanente de Dios del tiempo del fin. El don de profecía fue manifestado poderosa y específicamente entre nosotros en el ministerio de Elena de White, aun cuando todavía anticipamos un glorioso cumplimiento de Joel 2:28 y 29.

El remanente también se caracteriza por tener la fe de Jesús (Apoc. 14:12); es decir, abrazar las enseñanzas de Jesús, basado en un compromiso de fe con él. Es responsabilidad del pueblo de Dios del tiempo del fin llamar al mundo a volver a las enseñanzas bíblicas de Jesús y sus apóstoles. Finalmente, el remanente tiene la paciencia de los santos (14:12). “Paciencia”, aquí, significa “resistencia”. En un tiempo en que prevalece el engaño y la apostasía parece predominar, el remanente resiste los ataques constantes del enemigo y sigue comprometido con el Salvador amante.

Misión del remanente: Pero el remanente también tiene una misión particular, y corresponde a la misión del movimiento adventista (Apoc. 14:6-12). En el centro de su proclamación está el evangelio eterno. Necesita ser oído nuevamente al fin del conflicto en el contexto del juicio final. Llaman a la humanidad a adorar a Dios el Creador, no al dragón y sus aliados (14:7). Es parte de su misión proclamar que la apostasía del mundo cristiano alcanzará dimensiones globales, pero que no será capaz de ofrecer la salvación que promete. Finalmente, se desplomará bajo su propio peso de engaño (14:8). El remanente anuncia que los que adoran a la bestia y se identifican con la agenda que promueve experimentarán la derrota (14:9-11). Por medio del remanente, Dios está reuniendo a su pueblo de cada tribu, pueblo y lengua. Las características mencionadas anteriormente, al igual que la misión que acabamos de analizar, definen quiénes somos e identifican al movimiento adventista con el remanente histórico y fiel de Dios.

El remanente y la iglesia cristiana

El pueblo de Dios en Babilonia: Dios tiene un pueblo en la Babilonia figurada, y es nuestra misión llamarlo a salir y formar parte del remanente escatológico de Dios del tiempo del fin (18:4). Estos son cristianos sinceros que sirven a Dios en diferentes denominaciones cristianas e incluso entre las religiones mundiales. Forman parte de la iglesia de Cristo. En la actualidad, no forman parte del grupo visible; es decir, no poseen las características del remanente, pero es el plan de Dios sacarlos de su invisibilidad a través de la misión de su pueblo remanente. Podemos, entonces, sugerir que la plenitud de la iglesia de Cristo está constituida por un remanente visible e histórico que tiene características específicas, y también por creyentes leales que todavía están en Babilonia, en el exilio. Necesitan escuchar el mensaje del remanente para poder reafirmar su compromiso con la verdad bíblica y no ser engañados por el dragón y sus aliados.

La plenitud del remanente: Esta comprensión del remanente no deja lugar para el exclusivismo. Dado que en la actualidad la iglesia es más grande que el remanente, este no puede proclamar exclusivismo eclesiástico. Dios también está activo fuera del remanente. Por lo tanto, no hay salvación fuera de la iglesia; esto no es exclusivismo soteriológico. Como ya se ha indicado, el componente invisible de la iglesia de Cristo, llamado por Jesús “otras ovejas que no son de este redil” (Juan 10:16), necesita escuchar el mensaje del remanente. Entonces, sucederá algo maravilloso y glorioso. A medida que el conflicto cósmico se acerque a su final, la expectativa escatológica de la unidad de la plenitud de la iglesia de Cristo será una realidad. El remanente y los que salen de Babilonia constituirán la plenitud del remanente escatológico de Dios. El pueblo de Dios, de cada tribu, nación y lengua, “dará voz al gran testimonio final al mundo”.3 Las fuerzas del mal “pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegido y fieles” (Apoc. 17:14). ¡Maranata!





Fuente: Revista Adventista, Mayo 2010 / "God's End-Time Remnant". Adventist Review, Diciembre 2009

Autor: Ángel Manuel Rodríguez. Doctorado en teología (ThD) Andrews University. Desde 1992 comienza a el trabajar para Biblical Research Institute (BRI) General Conference of Seventh-day Adventists y desde el 2002 es el Director. Autor de destacados libros y artículos en la revistas adventistas, destacándose su columna mensual en Adventist World. Fue director del Antillian College y vicepresidente académico del Southwestern Adventist University.
Referencias: 1. Johannes P. Louw and Eugene Albert Nida, Greek-English Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains (New York: United Bible Societies, 1989), t. 1, p. 613. Ver también Frederick William Danker, A Greek-English Lexicon of the NT and Other Early Christian Literature (Chicago: Chicago University Press, 2000), p. 602, que declara que loipos se refirere “a lo que queda, especialmente después de que se ha realizado alguna acción”. 2. Para un análisis más detallado, ver Ekkehardt Mueller, “The End-time Remnant in Revelation”, Journal of the Adventist Theological Society 11 (2000), pp. 188, 189. 3. Jon Paulien, “Eschatology and Adventist Self- Understanding”, en Lutheran and Adventists in Conversations: Report and Papers Presented 1994- 1998 (Silver Spring, Md.: General Conference of Seventh-day Adventists, 2000; Geneva, Switzerland: Lutheran World Federation, 2000), p. 237.

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