¿Habrá perdido Dios interés en las naciones? Si bien cuando nos remitimos a los libros proféticos de la Biblia, por ejemplo Daniel y Jeremías, vemos el interés de Dios por las naciones de la antigüedad, ¿dónde están los mensajes divinos para las naciones actuales? ¿O es que Dios no tenía conocimiento anticipado de los pueblos que habrían de ir surgiendo cuando se eclipsaran aquellas potencias del pasado?
Estas preguntas son válidas, y no solamente merecen respuestas sino que las demandan. Recordando que Cristo, el Hijo de Dios murió sobre la cruz para redimir a la humanidad, podríamos afirmar que Dios no se ha desentendido de su creación, sino que misericordiosamente sigue supervisando y conduciendo la historia de este planeta y su carga humana. Pero ¿dónde están las evidencias?
Hay una sección del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, en la que Dios nos da una respuesta, no acerca de una ciudad o una nación en particular, sino en relación con el más numeroso conjunto actual de naciones de nuestro planeta. Nos referimos a lo que se ha dado en llamar “la luna creciente del Islam”, expresión gráfica que se refiere no solamente al símbolo del Islam, la media luna, sino también a la forma en que se dibuja sobre un mapa de esas tierras la expansión del Islam. Esa “media luna” se extiende desde Indonesia y las Filipinas, en el este, hasta Arabia, Egipto y algunas naciones africanas, hacia el oeste. Aún antes del nacimiento de Ismael, progenitor de los árabes e hijo del patriarca Abraham y de su concubina Agar, Dios anticipó los rasgos que habrían de caracterizar a las naciones descendientes de esta pareja: “Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero [literalmente “un asno salvaje humano”, expresión que no debe interpretarse como un insulto, todo lo contrario1]; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará” (Génesis 16:10–12).
A los 89 años de edad, Ismael, juntamente con su hermano Isaac, de 75 años, resuelta cualquier diferencia que hubiera podido haber entre ellos, en hermanable armonía dieron sepultura a su padre Abraham (Génesis 25:7–9). Ismael murió de 137 años de edad, después de haberle dado a Abraham los doce nietos que Dios había prometido al patriarca (Génesis 25:12–16). Es más, cuando los bisnietos del patriarca por Isaac y Jacob eran tan sólo doce, los ismaelitas ya recorrían el desierto en caravanas comerciales como la que llevó a José como esclavo a Egipto (Génesis 37:28).
¿Qué pasó con los descendientes de Ismael? La historia de ellos fue larga y complicada, si es que de historia puede hablarse, ya que no llegaron a formar un país centralizado. El aumento constante de su población se tradujo en la formación de algo más de 300 tribus nómadas que recorrían constantemente el vasto desierto de Arabia, tratando de encontrar subsistencia para ellos y sus ovejas, cabras y camellos. Con el tiempo, algunas de estas tribus se radicaron en la franja costera del Mar Rojo, “la Arabia feliz”, como dio en llamársela por contar con condiciones climáticas menos adversas, volviéndose sedentarias. Algo parecido ocurrió con algunas familias judías, las que más tarde habrían de ejercer una gran influencia sobre el joven Mahoma.
En el siglo V d.C., en un desolado valle de 5 km de largo y de 2 a 3 km de ancho, las tribus levantaron un santuario en forma de cubo, la Kaaba, en cuyo interior colocaron sus innumerables ídolos y una piedra de color oscuro, “la piedra negra”. En torno a este santuario las tribus acostumbraban reunirse periódicamente para sus ceremonias religiosas, transacciones comerciales y certámenes diversos. Así fue cómo, con el correr de los años, surgió Meca, la ciudad sagrada de los árabes. La erección del santuario representó un pequeño paso hacia la organización; sin embargo, los mismos historiadores árabes se refieren a la situación imperante en aquellos tiempos como “barbarie”.
Las cosas se complicaron aún más durante el siglo VI, al debilitarse la escasa autoridad política que había en Meca. El alcohol corría abundantemente, especialmente por las noches, y también corría la sangre. El juego añadía a las tensiones; y la prostitución, practicada por bailarinas que iban de tienda en tienda, hacía que las cosas se deterioraran aún más. ¿Y la religión? El animismo politeísta que había llenado el desierto de jinns, o espíritus demoníacos, no era capaz de elevar la moral de sus practicantes ni de controlar la situación. Coinciden los historiadores árabes en que había llegado el tiempo para que surgiera un libertador, un conductor religioso que los guiara fuera del pantano en el que se encontraban.
A una de las tribus, la de los koreichitas, le había sido encomendado el cuidado del santuario. Esta tribu constaba de dos poderosas familias, la de los Benu-abdu-sch-Schemes, la más rica de las dos, y la de los Benu Haschim. De esta última, alrededor de 571 d.C., del matrimonio formado por Abdul-l-lah-ben-Abdu-l-Mutalib, “descendiente directo de Ismael”, como lo pretendía, y por Amina-ben Uahab, nació Mohamed-ben-abdu-l-lah-ben-Abdu-l-Mutalib, es decir, Mahoma. Muertes prematuras en la familia hicieron que el niño peregrinara por varios hogares, hasta que fue adoptado por su tío Abú-Taleb y su esposa Fátima, e iniciado en el comercio por un preceptor judío.
Cuando Mahoma era aún joven, se dedicó a la conducción de caravanas, actividad que lo llevó a Palestina, Siria y Egipto. Una mujer de muchos recursos, Kadidja, viuda dos veces, lo contrató para hacerse cargo de sus caravanas y negocios, y, prendada por las virtudes que exhibía el joven beduino, le propuso matrimonio. A pesar de la diferencia de edades, ella de 40 años y él de tan sólo 25, sus tres décadas de vida matrimonial parecen haber sido aceptablemente plácidas. De los diez hijos que le nacieron, los tres varones murieron en su infancia.
La mayor holgura económica que le proporcionó el matrimonio le permitió dedicar tiempo a meditar y reflexionar sobre algo que le preocupaba grandemente: la situación de violencia e inmoralidad en la que vivían sus congéneres. Realizaba sus retiros en una caverna del Monte Hira, un promontorio rocoso a varios kilómetros de Meca, donde pasaba noches enteras y a veces varios días seguidos. Y fue de esa caverna de donde emergió la frase más reverenciada en el mundo árabe, que continúa sacudiendo al mundo entero hasta nuestros días: “La ilaha illa Allah” (“No hay otro dios fuera de Allah”). Después de la muerte de Mahoma se la modificó a: “La ilaha illa-Allah, Muhammadin rasulo-‘Alah” (“No hay otro dios fuera de Allah, y Mahoma es su profeta”).
El gran acontecimiento, “la noche de la excelencia y el poder”, ocurrió en 611 d.C., cuando Mahoma contaba con 40 años de edad: Un ser sobrenatural que se identificó como ”Gabriel”, tomándolo del cuello y sofocándolo, le ordenó clamar o recitar, en el nombre de Allah, el Creador del género humano a partir de sangre coagulada, lo que habría de revelársele. En otras palabras, ese ser sobrenatural que lo estaba ahorcando lo estaba comisionando como profeta.
Las dos décadas siguientes fueron difíciles. Tuvo mucha oposición entre sus parientes tribales, que rechazaron su ministerio profético. Pero en una segunda visión, en la cual “Gabriel” lo condujo en un caballo alado al séptimo cielo, a la presencia de Allah, fue confirmado en su misión profética.
El viernes 25 de junio de 622 d.C., en circunstancias en que los mecanos se disponían a terminar violentamente con el problema representado por el liderazgo de Mahoma, éste huyó hacia el norte, hacia Yathrib o Medina, población árabe que le abrió las puertas. Esta fuga marcó el comienzo de la era musulmana, punto de partida de toda la cronología del Islam. Con gran ferocidad y mucho derramamiento de sangre, logró someter a las cinco tribus medinenses, dos de las cuales eran judías. Con el respaldo así logrado se lanzó a la conquista de Meca, al costo, a lo largo de ocho años, de nada menos que 78 escaramuzas y combates, no siempre favorables.
Después de la resonante victoria de El Badr (624, d.C.), Mahoma cambió totalmente su prédica: ahora era lucha a muerte contra mecanos, judíos y cristianos, porque, según él, ellos se habían atrevido a introducir modificaciones en la revelación de Allah. Un año más tarde, luego del gran desastre de Ohed, se lanzó juntamente con sus seguidores a la “guerra santa” o jihad, con recompensa inmediata en el cielo para quienes murieran en combate contra los infieles. ¡Tantos siglos transcurridos desde entonces, y los hijos del desierto todavía no la han declarado concluida!
Mahoma murió en Medina el 8 de junio del 632 d.C, sin indicar quién habría de ser su sucesor o califa como líder de la nueva religión recién establecida. Sus revelaciones fueron reunidas después de su muerte en 114 capítulos o suras, que forman el Corán.3
Lo que sucedió en los cien años que siguieron a su muerte es absolutamente asombroso, demostrando cuán profundamente había calado en la mente de sus seguidores el concepto del jihad o “guerra santa”. En ese siglo el Islam extendió a sangre y fuego su férreo dominio desde España hasta las Filipinas e Indonesia.4
Volviendo ahora a nuestras preguntas iniciales, ¿hay alguna porción en las profecías bíblicas referida al Islam? Nada menos que todo el capítulo 9 del Apocalipsis, en la descripción de la quinta trompeta (doce versículos dedicados a la primera oleada de la “guerra santa”, la de los árabes y turcos musulmanes), y la sexta (nueve versículos que describen la segunda oleada, la de los turcos otomanos, con sus períodos culminantes, 150 años, extendidos entre el 27 de julio de 1299 hasta comienzos de 1449, y los 391 años y 15 días, desde 1449 al 11 de agosto del año 1840).
¿Verdad que sería apasionante estudiar el significado de estas escenas simbólicas, reseñadas por Dios siglos antes de que ocurriera toda la historia del Islam a lo largo de unos 12 siglos? ¿Algo más tiene la Biblia para decirnos acerca del Islam y sus centenares de millones de seguidores? Definidamente sí: en el capítulo 18 del Apocalipsis, se describe la esperanza suprema de toda la humanidad, los seguidores del Islam incluidos, la misma que la de todos los que vivimos en estos tiempos finales de la historia de este viejo y agobiado planeta. ¿Cuál es esa esperanza? Así la expresa el sonoro mensaje del Apocalipsis: “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia. . . Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades” (vers. 1–5).
Esta solemne y bondadosa invitación final de Allah (Dios), resonará por todo el planeta, con un poder nunca antes manifestado, poder que será suficiente como para disolver cualquier bruma o velo que pueda estar dificultando la percepción espiritual, como para romper todo lazo, todo compromiso, toda lealtad equivocada: la invitación divina a recibir el más grande regalo de Dios, la vida eterna hecha posible por la muerte de Cristo en la cruz. Sí, quienes todavía creen que es deber del Islam asesinar y eliminar a todos los infieles, verán disiparse ese odio de siglos al escuchar, comprender y aceptar de corazón el mensaje final de la “bendita esperanza”, la segunda venida de Cristo.
Fuente: ElCentinela.com
Autor: Humberto R. Treiyer, reconocido teologo adventista nacido en Argentina. B.A., Colegio Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina. M.A., Instituto Nacional del Profesorado, Entre Ríos, Argentina. M.Div., Andrews University, MI., USA. Th.D., Southwestern Baptist Theological Seminary, Louisiana, USA.
Ex docente y Ex decano de teología de las siguientes universidades; Universidad Adventista del Plata, Argentina; Universidad Adventista de Costa Rica; Instituto de Estudios Superiores en Teología, Filipinas. Es autor de varios libros algunos de los cuales se han utilizado como libros de texto en distintas instituciones.
Referencias bibliográficas: 1. Esta figura de lenguaje que se refiere al animal salvaje e indómito, que vaga a su voluntad en el desierto, describe acertadamente el amor de los beduinos por la libertad mientras cabalgan, endurecidos y frugales, gozándose de la cambiante belleza de la naturaleza y despreciando la vida de la ciudad. Una descripción eminentemente poética del asno salvaje aparece en Job 39:5–8. Poderosas naciones han tratado de conquistar Arabia y someterla a su voluntad, pero ninguna ha tenido un éxito permanente. Los árabes han mantenido su independencia y Dios los ha preservado como un monumento perdurable de su cuidado providencial” (Francis D. Nichol, Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, Mountain View, California: Pacific Press Pub. Assn., 1978, p. 331). 2. Los musulmanes no tienen problema alguno en aceptar que el Antiguo y el Nuevo Testamentos fueron dados respectivamente a judíos y cristianos. Sin embargo, sostienen que esas revelaciones adolecen de un doble defecto, que no se da en el Corán. Primero, como corresponden a períodos de desarrollo incompleto de la humanidad, nunca fueron revelaciones plenas; y segundo, se corrompieron en el proceso de transmisión, razón principal de las discrepancias de la Biblia con el Corán. 3. El Corán (“leer” o “recitar”), piedra fundamental de la fe musulmana, según Mahoma, le habría sido dictado palabra por palabra por Allah durante un lapso de 23 años. Por esa razón no debe traducirse; quien quiere leerlo debe aprender el árabe. La obra de edición llevó 20 años, completándosela en 654 d.C. 4. Mientras los pilares fundamentales del Islam se mantienen, por lo menos en teoría, la religión fundada por Mahoma se ha dividido en multitud de sectas, tales como sunnitas (que conforman casi el 90 por ciento de los islamitas), shiítas (zayditas, imamíes, ismailíes), jarichitas (azraquitas, yazidiyyas, sufiítas, ibadíes), yazidíes, ahmadiyya, babismo, bahaismo, etc., lo que explica los conflictos interminables entre estas distintas facciones que no cesan de multiplicarse.
Estas preguntas son válidas, y no solamente merecen respuestas sino que las demandan. Recordando que Cristo, el Hijo de Dios murió sobre la cruz para redimir a la humanidad, podríamos afirmar que Dios no se ha desentendido de su creación, sino que misericordiosamente sigue supervisando y conduciendo la historia de este planeta y su carga humana. Pero ¿dónde están las evidencias?
Hay una sección del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, en la que Dios nos da una respuesta, no acerca de una ciudad o una nación en particular, sino en relación con el más numeroso conjunto actual de naciones de nuestro planeta. Nos referimos a lo que se ha dado en llamar “la luna creciente del Islam”, expresión gráfica que se refiere no solamente al símbolo del Islam, la media luna, sino también a la forma en que se dibuja sobre un mapa de esas tierras la expansión del Islam. Esa “media luna” se extiende desde Indonesia y las Filipinas, en el este, hasta Arabia, Egipto y algunas naciones africanas, hacia el oeste. Aún antes del nacimiento de Ismael, progenitor de los árabes e hijo del patriarca Abraham y de su concubina Agar, Dios anticipó los rasgos que habrían de caracterizar a las naciones descendientes de esta pareja: “Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero [literalmente “un asno salvaje humano”, expresión que no debe interpretarse como un insulto, todo lo contrario1]; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará” (Génesis 16:10–12).
A los 89 años de edad, Ismael, juntamente con su hermano Isaac, de 75 años, resuelta cualquier diferencia que hubiera podido haber entre ellos, en hermanable armonía dieron sepultura a su padre Abraham (Génesis 25:7–9). Ismael murió de 137 años de edad, después de haberle dado a Abraham los doce nietos que Dios había prometido al patriarca (Génesis 25:12–16). Es más, cuando los bisnietos del patriarca por Isaac y Jacob eran tan sólo doce, los ismaelitas ya recorrían el desierto en caravanas comerciales como la que llevó a José como esclavo a Egipto (Génesis 37:28).
¿Qué pasó con los descendientes de Ismael? La historia de ellos fue larga y complicada, si es que de historia puede hablarse, ya que no llegaron a formar un país centralizado. El aumento constante de su población se tradujo en la formación de algo más de 300 tribus nómadas que recorrían constantemente el vasto desierto de Arabia, tratando de encontrar subsistencia para ellos y sus ovejas, cabras y camellos. Con el tiempo, algunas de estas tribus se radicaron en la franja costera del Mar Rojo, “la Arabia feliz”, como dio en llamársela por contar con condiciones climáticas menos adversas, volviéndose sedentarias. Algo parecido ocurrió con algunas familias judías, las que más tarde habrían de ejercer una gran influencia sobre el joven Mahoma.
En el siglo V d.C., en un desolado valle de 5 km de largo y de 2 a 3 km de ancho, las tribus levantaron un santuario en forma de cubo, la Kaaba, en cuyo interior colocaron sus innumerables ídolos y una piedra de color oscuro, “la piedra negra”. En torno a este santuario las tribus acostumbraban reunirse periódicamente para sus ceremonias religiosas, transacciones comerciales y certámenes diversos. Así fue cómo, con el correr de los años, surgió Meca, la ciudad sagrada de los árabes. La erección del santuario representó un pequeño paso hacia la organización; sin embargo, los mismos historiadores árabes se refieren a la situación imperante en aquellos tiempos como “barbarie”.
Las cosas se complicaron aún más durante el siglo VI, al debilitarse la escasa autoridad política que había en Meca. El alcohol corría abundantemente, especialmente por las noches, y también corría la sangre. El juego añadía a las tensiones; y la prostitución, practicada por bailarinas que iban de tienda en tienda, hacía que las cosas se deterioraran aún más. ¿Y la religión? El animismo politeísta que había llenado el desierto de jinns, o espíritus demoníacos, no era capaz de elevar la moral de sus practicantes ni de controlar la situación. Coinciden los historiadores árabes en que había llegado el tiempo para que surgiera un libertador, un conductor religioso que los guiara fuera del pantano en el que se encontraban.
A una de las tribus, la de los koreichitas, le había sido encomendado el cuidado del santuario. Esta tribu constaba de dos poderosas familias, la de los Benu-abdu-sch-Schemes, la más rica de las dos, y la de los Benu Haschim. De esta última, alrededor de 571 d.C., del matrimonio formado por Abdul-l-lah-ben-Abdu-l-Mutalib, “descendiente directo de Ismael”, como lo pretendía, y por Amina-ben Uahab, nació Mohamed-ben-abdu-l-lah-ben-Abdu-l-Mutalib, es decir, Mahoma. Muertes prematuras en la familia hicieron que el niño peregrinara por varios hogares, hasta que fue adoptado por su tío Abú-Taleb y su esposa Fátima, e iniciado en el comercio por un preceptor judío.
Cuando Mahoma era aún joven, se dedicó a la conducción de caravanas, actividad que lo llevó a Palestina, Siria y Egipto. Una mujer de muchos recursos, Kadidja, viuda dos veces, lo contrató para hacerse cargo de sus caravanas y negocios, y, prendada por las virtudes que exhibía el joven beduino, le propuso matrimonio. A pesar de la diferencia de edades, ella de 40 años y él de tan sólo 25, sus tres décadas de vida matrimonial parecen haber sido aceptablemente plácidas. De los diez hijos que le nacieron, los tres varones murieron en su infancia.
La mayor holgura económica que le proporcionó el matrimonio le permitió dedicar tiempo a meditar y reflexionar sobre algo que le preocupaba grandemente: la situación de violencia e inmoralidad en la que vivían sus congéneres. Realizaba sus retiros en una caverna del Monte Hira, un promontorio rocoso a varios kilómetros de Meca, donde pasaba noches enteras y a veces varios días seguidos. Y fue de esa caverna de donde emergió la frase más reverenciada en el mundo árabe, que continúa sacudiendo al mundo entero hasta nuestros días: “La ilaha illa Allah” (“No hay otro dios fuera de Allah”). Después de la muerte de Mahoma se la modificó a: “La ilaha illa-Allah, Muhammadin rasulo-‘Alah” (“No hay otro dios fuera de Allah, y Mahoma es su profeta”).
El gran acontecimiento, “la noche de la excelencia y el poder”, ocurrió en 611 d.C., cuando Mahoma contaba con 40 años de edad: Un ser sobrenatural que se identificó como ”Gabriel”, tomándolo del cuello y sofocándolo, le ordenó clamar o recitar, en el nombre de Allah, el Creador del género humano a partir de sangre coagulada, lo que habría de revelársele. En otras palabras, ese ser sobrenatural que lo estaba ahorcando lo estaba comisionando como profeta.
Las dos décadas siguientes fueron difíciles. Tuvo mucha oposición entre sus parientes tribales, que rechazaron su ministerio profético. Pero en una segunda visión, en la cual “Gabriel” lo condujo en un caballo alado al séptimo cielo, a la presencia de Allah, fue confirmado en su misión profética.
El viernes 25 de junio de 622 d.C., en circunstancias en que los mecanos se disponían a terminar violentamente con el problema representado por el liderazgo de Mahoma, éste huyó hacia el norte, hacia Yathrib o Medina, población árabe que le abrió las puertas. Esta fuga marcó el comienzo de la era musulmana, punto de partida de toda la cronología del Islam. Con gran ferocidad y mucho derramamiento de sangre, logró someter a las cinco tribus medinenses, dos de las cuales eran judías. Con el respaldo así logrado se lanzó a la conquista de Meca, al costo, a lo largo de ocho años, de nada menos que 78 escaramuzas y combates, no siempre favorables.
Después de la resonante victoria de El Badr (624, d.C.), Mahoma cambió totalmente su prédica: ahora era lucha a muerte contra mecanos, judíos y cristianos, porque, según él, ellos se habían atrevido a introducir modificaciones en la revelación de Allah. Un año más tarde, luego del gran desastre de Ohed, se lanzó juntamente con sus seguidores a la “guerra santa” o jihad, con recompensa inmediata en el cielo para quienes murieran en combate contra los infieles. ¡Tantos siglos transcurridos desde entonces, y los hijos del desierto todavía no la han declarado concluida!
Mahoma murió en Medina el 8 de junio del 632 d.C, sin indicar quién habría de ser su sucesor o califa como líder de la nueva religión recién establecida. Sus revelaciones fueron reunidas después de su muerte en 114 capítulos o suras, que forman el Corán.3
Lo que sucedió en los cien años que siguieron a su muerte es absolutamente asombroso, demostrando cuán profundamente había calado en la mente de sus seguidores el concepto del jihad o “guerra santa”. En ese siglo el Islam extendió a sangre y fuego su férreo dominio desde España hasta las Filipinas e Indonesia.4
Volviendo ahora a nuestras preguntas iniciales, ¿hay alguna porción en las profecías bíblicas referida al Islam? Nada menos que todo el capítulo 9 del Apocalipsis, en la descripción de la quinta trompeta (doce versículos dedicados a la primera oleada de la “guerra santa”, la de los árabes y turcos musulmanes), y la sexta (nueve versículos que describen la segunda oleada, la de los turcos otomanos, con sus períodos culminantes, 150 años, extendidos entre el 27 de julio de 1299 hasta comienzos de 1449, y los 391 años y 15 días, desde 1449 al 11 de agosto del año 1840).
¿Verdad que sería apasionante estudiar el significado de estas escenas simbólicas, reseñadas por Dios siglos antes de que ocurriera toda la historia del Islam a lo largo de unos 12 siglos? ¿Algo más tiene la Biblia para decirnos acerca del Islam y sus centenares de millones de seguidores? Definidamente sí: en el capítulo 18 del Apocalipsis, se describe la esperanza suprema de toda la humanidad, los seguidores del Islam incluidos, la misma que la de todos los que vivimos en estos tiempos finales de la historia de este viejo y agobiado planeta. ¿Cuál es esa esperanza? Así la expresa el sonoro mensaje del Apocalipsis: “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia. . . Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades” (vers. 1–5).
Esta solemne y bondadosa invitación final de Allah (Dios), resonará por todo el planeta, con un poder nunca antes manifestado, poder que será suficiente como para disolver cualquier bruma o velo que pueda estar dificultando la percepción espiritual, como para romper todo lazo, todo compromiso, toda lealtad equivocada: la invitación divina a recibir el más grande regalo de Dios, la vida eterna hecha posible por la muerte de Cristo en la cruz. Sí, quienes todavía creen que es deber del Islam asesinar y eliminar a todos los infieles, verán disiparse ese odio de siglos al escuchar, comprender y aceptar de corazón el mensaje final de la “bendita esperanza”, la segunda venida de Cristo.
Fuente: ElCentinela.com
Autor: Humberto R. Treiyer, reconocido teologo adventista nacido en Argentina. B.A., Colegio Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina. M.A., Instituto Nacional del Profesorado, Entre Ríos, Argentina. M.Div., Andrews University, MI., USA. Th.D., Southwestern Baptist Theological Seminary, Louisiana, USA.
Ex docente y Ex decano de teología de las siguientes universidades; Universidad Adventista del Plata, Argentina; Universidad Adventista de Costa Rica; Instituto de Estudios Superiores en Teología, Filipinas. Es autor de varios libros algunos de los cuales se han utilizado como libros de texto en distintas instituciones.
Referencias bibliográficas: 1. Esta figura de lenguaje que se refiere al animal salvaje e indómito, que vaga a su voluntad en el desierto, describe acertadamente el amor de los beduinos por la libertad mientras cabalgan, endurecidos y frugales, gozándose de la cambiante belleza de la naturaleza y despreciando la vida de la ciudad. Una descripción eminentemente poética del asno salvaje aparece en Job 39:5–8. Poderosas naciones han tratado de conquistar Arabia y someterla a su voluntad, pero ninguna ha tenido un éxito permanente. Los árabes han mantenido su independencia y Dios los ha preservado como un monumento perdurable de su cuidado providencial” (Francis D. Nichol, Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, Mountain View, California: Pacific Press Pub. Assn., 1978, p. 331). 2. Los musulmanes no tienen problema alguno en aceptar que el Antiguo y el Nuevo Testamentos fueron dados respectivamente a judíos y cristianos. Sin embargo, sostienen que esas revelaciones adolecen de un doble defecto, que no se da en el Corán. Primero, como corresponden a períodos de desarrollo incompleto de la humanidad, nunca fueron revelaciones plenas; y segundo, se corrompieron en el proceso de transmisión, razón principal de las discrepancias de la Biblia con el Corán. 3. El Corán (“leer” o “recitar”), piedra fundamental de la fe musulmana, según Mahoma, le habría sido dictado palabra por palabra por Allah durante un lapso de 23 años. Por esa razón no debe traducirse; quien quiere leerlo debe aprender el árabe. La obra de edición llevó 20 años, completándosela en 654 d.C. 4. Mientras los pilares fundamentales del Islam se mantienen, por lo menos en teoría, la religión fundada por Mahoma se ha dividido en multitud de sectas, tales como sunnitas (que conforman casi el 90 por ciento de los islamitas), shiítas (zayditas, imamíes, ismailíes), jarichitas (azraquitas, yazidiyyas, sufiítas, ibadíes), yazidíes, ahmadiyya, babismo, bahaismo, etc., lo que explica los conflictos interminables entre estas distintas facciones que no cesan de multiplicarse.
Humberto:
ResponderEliminarEstas medianamente informado pero no totalmente. He leído con interés tu artículo y tengo varias acotaciones.
1- Dios le puso su nombre a Ismael y Dios no le pone nombre a hijos ilegítimos, así que la primogenitura es de Ismael y no de Isaac. Abraham intentó sacrificar a Ismael y no a Isaac porque solo con Ismael se cumple “su único hijo”, no con Isaac. Si el del sacrificio hubiese sido Isaac no sería el único hijo ya que le quedaría el primogénito Ismael. El cual no es un hombre fiero, ni onagro ni asno salvaje alguno (eso serán los malos traductores). Simplemente la traducción debería de decir hombre robusto nada más.
2- La ila ha ila lah debe de traducirse al castellano como: NO HAY MAS DIVINIDAD QUE DIOS y no como lo has hecho no hay mas Dios que Allah, porque estas engañando (o te engañaron) al tratar de poner el vocablo Allah como un nombre propio de otro Dios. Es como si dijeras que no hay más Dios que God (inglés) o no hay más Dios que Dieu (francés), etc. Allah es en árabe, God en inglés, Dieu en francés y Dios en castellano. A propósito en arameo que es la lengua materna de Jesús (sabemos que conocía también el hebreo antiguo que solo los sacerdotes mas viejos del templo conocían, ya que se perdió en el cautiverio de Babilonia; y no hay certeza que conociera otra lengua más) y con la cual se comunico en todo su ministerio (ya que todos los habitantes de la palestina de ese entonces hablaban solo arameo, el griego coiné solo era hablado por algunos mercaderes, militares y la cúpula gobernante) Dios se dice ALLAHa.
3- El vocablo Jihad no debe de traducirse ni entenderse NUNCA COMO GUERRA SANTA. Jjihad significa ESFUERZO SUPREMO. Ya sea personal o comunal. Esa es la traducción exacta de Jihad o Yihad así que ya lo sabes no vuelvas a cometer el mismo error de nuevo.
4- Los musulmanes sabemos que el Torah y el Inyil fueron libros inspirados pero a su vez tenemos conciencia que han sido demasiado manipulados por los hombres… La Biblia como tal se conoció después de un largo proceso que comenzó con el concilio de Nicea. Sabemos que los primeros cristianos no eran trinitarios y que las enseñanzas que se siguen después fueron las de Pablo que hablaba según su testimonio y no el de Jesús.
5- Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios… lo dijo Jesús en sus bienaventuranzas. Como ya sabemos la lengua de Jesús era el arameo y en arameo pacificadores se dice: muslimin. Así que, a traducción exacta de ese pasaje de la Biblia debería de decir: Bienaventurados los musulmanes porque ellos serán llamados hijos de Dios….
Deberías informarte mejor ya que dices que eres catedrático y muchas personas toman, de buena fe, tu información como verdadera no siendo verdad. Es por eso que debes de ser más cuidadoso.
Contáctame cuando quieras, mi Nombre es Marwan Omar y mi correo es hajjalim@gmail.com
EL HIJO DE LA PROMESA HECHA A ABRAHAM Y A SARA, ES EL HEREDERO, NO EL HIJO DE LA ESCLAVA O SIERVA. - Génesis 21:12 entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque EN ISAAC te será llamada descendencia.
Eliminar- Romanos 9:7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. 9:8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. 9:9 Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
-isaias 51:2 Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.
- Hebreos 11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 11:18 habiéndosele dicho: EN ISAAC te será llamada descendencia;
Humberto:
ResponderEliminarEstas medianamente informado pero no totalmente. He leído con interés tu artículo y tengo varias acotaciones.
1- Dios le puso su nombre a Ismael y Dios no le pone nombre a hijos ilegítimos, así que la primogenitura es de Ismael y no de Isaac. Abraham intentó sacrificar a Ismael y no a Isaac porque solo con Ismael se cumple “su único hijo”, no con Isaac. Si el del sacrificio hubiese sido Isaac no sería el único hijo ya que le quedaría el primogénito Ismael. El cual no es un hombre fiero, ni onagro ni asno salvaje alguno (eso serán los malos traductores). Simplemente la traducción debería de decir hombre robusto nada más.
2- La ila ha ila lah debe de traducirse al castellano como: NO HAY MAS DIVINIDAD QUE DIOS y no como lo has hecho no hay mas Dios que Allah, porque estas engañando (o te engañaron) al tratar de poner el vocablo Allah como un nombre propio de otro Dios. Es como si dijeras que no hay más Dios que God (inglés) o no hay más Dios que Dieu (francés), etc. Allah es en árabe, God en inglés, Dieu en francés y Dios en castellano. A propósito en arameo que es la lengua materna de Jesús (sabemos que conocía también el hebreo antiguo que solo los sacerdotes mas viejos del templo conocían, ya que se perdió en el cautiverio de Babilonia; y no hay certeza que conociera otra lengua más) y con la cual se comunico en todo su ministerio (ya que todos los habitantes de la palestina de ese entonces hablaban solo arameo, el griego coiné solo era hablado por algunos mercaderes, militares y la cúpula gobernante) Dios se dice ALLAHa.
3- El vocablo Jihad no debe de traducirse ni entenderse NUNCA COMO GUERRA SANTA. Jjihad significa ESFUERZO SUPREMO. Ya sea personal o comunal. Esa es la traducción exacta de Jihad o Yihad así que ya lo sabes no vuelvas a cometer el mismo error de nuevo.
4- Los musulmanes sabemos que el Torah y el Inyil fueron libros inspirados pero a su vez tenemos conciencia que han sido demasiado manipulados por los hombres… La Biblia como tal se conoció después de un largo proceso que comenzó con el concilio de Nicea. Sabemos que los primeros cristianos no eran trinitarios y que las enseñanzas que se siguen después fueron las de Pablo que hablaba según su testimonio y no el de Jesús.
5- Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios… lo dijo Jesús en sus bienaventuranzas. Como ya sabemos la lengua de Jesús era el arameo y en arameo pacificadores se dice: muslimin. Así que, a traducción exacta de ese pasaje de la Biblia debería de decir: Bienaventurados los musulmanes porque ellos serán llamados hijos de Dios….
Deberías informarte mejor ya que dices que eres catedrático y muchas personas toman, de buena fe, tu información como verdadera no siendo verdad. Es por eso que debes de ser más cuidadoso.
Contáctame cuando quieras, mi Nombre es Marwan Omar y mi correo es hajjalim@gmail.com
hola soy de españa me gustaria conocer tanto gente adventista comomusulmanes pues como dice jesus en Juan 17 :3 la vida eterna esta en el conocimiento exacto, por eso si alguien quiere contactar o darme su mail lo agradecere mucho
ResponderEliminarJhamerd@h
ResponderEliminarMarwan:
1. Es nesesario comprender cuando las Sagradas Escrituras menciona Primogenito; no siempre se da para el primer nacido, sino tiene una connotacion del verdadero heredero de los derechos del patriarcado.
2. Me asombra su afirmacion de que "Dios pidio a Abraam que Ismael fuese sacrificado" ¿donde dice semejante cosa?...
La primoenitura es el derecho frecuantemente para el varon nacido primero...esto no se cumple al 100%.
Le recomiendo que repase la narracion concerniete a Isac e Ismael en la Biblia.
Tambien tome en cuanta el derecho de la primogenitura de Jacob siendo el segundo nacido.
En el Nuevo Testamento el caso de "Nuestro Señor Jesucristo" se dice que es el primogenito de los muertos que resucitan; teniendo en cuenta las evidencias biblicas, vemos que Cristo no fue el primero en resucitar.,.,.,..,....
jhamerd@hotmail.com
Dios pidio a Abraham el sacrificio de Ismael cuando le pidió su "unico hijo". Obvio solo se cumple con Ismael no con Isaac...
ResponderEliminarNo se puede negar que Ismael sea hijo de Abraham; así sea procreado con una esclava o cOn una princesa egipcia. ES EL PRIMER HIJO DE ABRAHAM. Y eso es indiscutible. Ahora Dios no permite la malo asi sea lo pequeño. Ismael no tenia nada de malo, es más DIOS MISMO LE PUSO EL NOMBRE. que significa: DIOS ESCUCHA
A buen entendedor pocas palabras...
Sr. Marwan, usted tiene toda la razón al afirmar que Ismael es el primer hijo de Abraham y que Dios mismo le puso nombre. Sin embargo, en ninguna parte del Génesis se le pide a Abraham que sacrifique a Ismael, por dos sencillas razones:
ResponderEliminar1- Ismael no era legítimo. (Génesis 16:1-2)
2- Ismael no era el hijo de la promesa. (Génesis 17:15-21)
Si bien es cierto que de Ismael Dios dijo: "Multiplicaré tu linaje, que no será contado a causa de su multitud" (Géneis 16:10) y "Lo bendeciré, lo fructificaré y multiplicaré en gran manera. Doce príncipes engendrará y haré de él una gran nación". (Génesis 17:20), jamás dijo de él que reyes y pueblos procederían de él como lo hizo con Isaac. De acuerdo al relato bíblico, Dios estableció su pacto con Isaac, no con Ismael. Eso explica por qué Ismael no podía ser pedido como sacrificio porque las promesas vendrían por medio del hijo del pacto, es decir; Isaac.
Pero basta ya de tanta discusión; mejor preocupemonos por nuestra salvación, la cual viene de Dios por madio de aquel que fue sacrificado en nuestro lugar, esto es; el Señor Jesucristo. Amén.
Amén!
ResponderEliminarY ,Marwan, deja de discutir y ora para que Dios te de humildad y sabiduría.
Señores anónimos, yo no me avergüenzo de lo que afirmo así que pongo mi nombre con letras de molde y mi correo también.
ResponderEliminarPrimero debemos de preguntarnos ¿Podría Abraham, el gran profeta de Dios, tener hijos ilegítimos de una esposa ilegítima? POR SUPUESTO QUE NO. Y al decir que Ismael no era legítimo estas, también, contrariando un acto divino, ya que DIOS MISMO LE PUSO EL NOMBRE Y DIOS NO AVALA LO ILEGITIMO, NI LO ESPÚREO, NI LO MALO, NI LO IRREGULAR; ASÍ SEA ALGO PEQUEÑO y eso, para nosotros, es pecado grave, gravísimo porque estas en contra de una acción directa de Dios mismo…
El convenio entre Abraham y Dios fue hecho y sellado el día del supuesto sacrificio de “su único hijo” Ismael; y ese mismo día todo los varones de la casa fueron circuncidados UN AÑO ANTES QUE NACIERA ISAAC (Génesis 17: 24-27)
La frase: “Multiplicaré tu simiente” de Génesis 22:17 se aplicó primero a Ismael en Génesis 16:10. “Haré de él una gran nación”, repetido dos veces para Ismael en Génesis 17:20 y 21:18, nunca fueron aplicadas a Isaac.
La Biblia dice en Génesis 15:4 “Y luego la palabra del señor fue a él (Abraham) diciendo: No te heredará este (Eliezer de Damasco), sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede” ¿Qué fue eso? Una promesa ¿Y quién salio de sus entrañas después de esa promesa? Ismael.
Y por último se puso por escrito en Deuteronomio una ley oral que existía desde tiempos inmemoriales entre los semitas… lean Deuteronomio 21:15-17. Y saldrán de todas sus dudas; o sino escríbanme a mi correo y con gusto les contestaré…
La Kaaba fue construida por Adán fue la primera casa de oración (Mezquita) hecha por los hombres en la tierra fue destruida durante el diluvio y reconstruida por Abraham e Ismael. La piedra cuando la puso Adán era blanca y se ha puesto negra por todos los pecados del hombre...
ResponderEliminar¿Y dónde está el autor? O NO QUIERE O NO PUEDE...
ResponderEliminarMira apreciado Marwan Omar, es loable tu espíritu combativo netamente islámico, pero la biblia dice claramente que la salvación fue dada a los judíos. y de la raíz de David (también judío), saldría el redentor del mundo. Esto por supuesto según la biblia en la que tu no crees, pues bien yo tampoco creo un ápice en el corán, no tengo las pruebas irrefutables de su inspiración. En todo caso, tu posición es muy respetable, pero sólo porque es TU posición. Y tienes todo el derecho a manifestarla, ahora, que yo la crea o la acepte, eso es otra cosa. Especialmente cuando los argumentos que presentas parecen muy tendenciosos y un poco emocionales. Pero en fin, el mundo es ancho y amplio para no andar a codazos, menos cuando de religión se trata.
ResponderEliminarMi nombre no esta anonimo, mi nombre es jhamerd y mi email es jhamerd@hotmail.com (esta escrito en el comentario que hice)
ResponderEliminarsolo fue un pequeño erros de digitacion.. lo admito, pero no es mi proposito estar anonimo..
Sus afirmaciones concerniete a la definicion de PRIMOGENITO esta fuera totalmente fuera de foco de auerdo al contexto biblico.
como en los siguientes textos:
leamos y analisemos:
Israel (Jacob) = 2do hijo de de Isaac = PRIMOGENITO
Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi PRIMOGÉNITO. (Éxodo 4:22)
. Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí? (Genesis 27:36)
JESUCRISTO NO FUE EL PRIMERO EN RESICITAR, CRISTO, ELIAS Y OTROS PROFETAS HABIAN REALIZADO LA RESURRECCION DE ALGUNOS MUERTOS
y de Jesucristo el testigo fiel, el PRIMOGÉNITO de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, (Apocalipsis 1:5)
"Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito"
(1 Cronicas 5:1RV60)
Yo también le pondré por PRIMOGÉNITO,
El más excelso de los reyes de la tierra.
(Salmos 89:27)
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
(Colosenses 1:18)
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Y MUCHOS MAS Y MAS ...................................
No salieron los arabes de ESAU ? Pues creo que esa es la historia verdadera pues en el vientre ya peleaban!! Y jacob temio la venganza de ismael y pidio la bendicion al angel recuerdan? dios los bendiga y nos de sabiduria humildad y fe para resistir fieles amen!!!
ResponderEliminarSoy Leandro Majul, y soy adventista del 7no dia. Alabo y creo en Dios-Al-lah, Salvador de los fieles y de los que lo sirven por amor a El. Bendito sea el nombre del Profeta Mohammad y de Isa. AMEN.
ResponderEliminarSoy Leandro Majul, convertido al Islam.
ResponderEliminarDios nos acepte en el Paraíso.
La paz y las Bendiciones sean para Muhammad, su Familia y Compañeros, hasta el día del Juicio Final.
La Paz sea con nosotros y sus siervos virtuosos.
Yo atestiguó que no hay Nada ni Nadie con derecho a ser adorado salvo Al-lah y atestiguó que Muhammad es su Siervo y Mensajero.