viernes, 3 de julio de 2009

Interpretemos los tiempos. Por Roy Adams

Debemos evitar la histeria y permanecer cerca de las Escrituras.

Existen diversas versiones de la leyenda del Papa y de un anciano judío llamado Moishe. He aquí una de ellas.

Hace más de un siglo, el Papa decidió que todos los judíos tenían que abandonar Roma. Pero al enterarse del alboroto de la comunidad judía y, con la intención de parecer conciliatorio, se le ocurrió una novedosa idea. Propuso debatir con cualquier miembro de la comunidad judía. Si esa persona ganaba el debate, los judíos podrían quedarse, pero si el Papa ganaba, tendrían que abandonar la ciudad.

Como los educados y poderosos judíos no se animaban a enfrentar a este gigante de la cristiandad, la comunidad terminó escogiendo a un viejo conserje llamado Moishe. No obstante, como estaba preocupado debido a su escaso poder de oratoria, Moishe aceptó participar del debate con una condición: que el evento se realizara sin pronunciar palabra. Increíblemente, el Papá aceptó el reto.

Al llegar el gran día, se sentaron frente a frente. Durante un minuto, se miraron sin moverse y sin pronunciar palabra. Finalmente, el Papa levantó su mano y mostró tres dedos. Moishe lo miró y levanto un solo dedo. El Papa entonces trazó un círculo en el aire con un dedo por sobre su cabeza. Moishe señaló con decisión el suelo bajo sus pies. El Papa entonces extrajo una ostia y una copa de vino, y los colocó sobre la mesa. Moishe extrajo una manzana y la puso frente a él.

Ante esta acción, el Papa se puso de pie y dijo: “Me rindo. Este hombre es demasiado bueno. Los judíos pueden quedarse”.

Después del encuentro, los cardenales se reunieron con el Papa y le preguntaron qué había sucedido. Este contestó: “En primer lugar levanté tres dedos para representar la 
Trinidad. Él levantó uno para recordarme que hay un Dios, que es común a todas las religiones. Entonces le marqué con un dedo que Dios está en todas partes. Él respondió señalando el suelo, mostrando que Dios también está aquí con nosotros. Extraje el vino y la ostia para mostrarle que Dios nos absuelve de nuestros pecados. Él extrajo una manzana para recordarme el pecado original. Tenía una respuesta para todo. ¿Qué podía hacer?”

Entretanto, la comunidad judía se agolpó alrededor de Moishe, maravillada de que este anciano conserje sin educación hubiera hecho lo que todos sus eruditos habían insistido que era imposible. “¿Qué sucedió?”, le preguntaron. “Bueno –dijo Moishe– en primer lugar levantó tres dedos para decirme que los judíos teníamos tres días para salir de Roma. Yo levanté un dedo para decirle que ninguno de nosotros se iría. Entonces trazó un círculo con su dedo por sobre su cabeza, para expresar que la ciudad quedaría libre de judíos. Yo señalé el suelo con mi dedo para decirle que nos quedaríamos aquí mismo”.

–¿Y entonces?, preguntó una mujer.

–No sé –dijo Moishe– el sacó su almuerzo y yo saqué 
el mío.

La moraleja del relato: puede ser que todos estemos mirando los mismos eventos, las mismas señales, las mismas evidencias, todas silenciosas, y las interpretaciones que a menudo les damos están basadas en nuestras presuposiciones personales.

Por esta razón es esencial que a menudo nos sentemos a los pies de Jesús y escuchemos una vez más –con oídos más atentos y exentos de prejuicios– lo que él tiene para decirnos sobre el fin del mundo. Una de las porciones de la Escritura más sustanciosas al respecto, se halla en Mateo 24. Por razones de espacio, me ocuparé aquí solamente de los primeros doce versículos, ya que resumen de manera efectiva todo 
su discurso.

En calma y sin histeria

En respuesta a la admiración que sentían los discípulos por el templo, en los versículos 1 y 2 Jesús predijo su destrucción. Profundamente escandalizados, tres de ellos se acercaron a Jesús en privado para que les aclarase ese punto. “¿Cuándo serán estas cosas –preguntaron– y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?”

Los discípulos preguntaron dos cosas: por el tiempo y las señales. Jesús habla de las dos, pero es importante notar qué es lo que responde en primer lugar. Como si no oyera lo que le preguntaban, dijo: “Mirad que nadie os engañe” (vers. 4). El tema del engaño es una parte esencial de la respuesta de Jesús, y volveremos a ello. Pero por el momento, miremos lo que dicen los versículos:

“Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación 
y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es solo principio 
de dolores”.

Lo que noto al analizar estos pasajes es la calma de Jesús, la ausencia de todo rastro de histeria. Ante la calamidad y el desastre, los discípulos no tenían que esperar que el fin se produjera inmediatamente. En efecto, Jesús en realidad traza un bosquejo que implica un futuro más lejano. “Es necesario –dijo– que todo esto acontezca, pero aún no es el fin”. En otras palabras, no deberíamos tratar de establecer una conexión directa entre un conflicto militar o los desastres naturales y la Segunda Venida. Como adventistas, hemos tenido la tendencia a vincularla con la guerra y las crisis económicas. Durante las Guerras Mundiales, nuestras predicaciones abundaban en predicciones como esas. (Y desde el punto de vista humano –según ciertas presuposiciones– así parecía). Pero las guerras terminaron y Jesús no regresó.

La Gran Depresión de la década de 1930 hizo que millones quedaran sin empleo y muchos pasaran hambre. Fue un colapso económico de gran magnitud. Pero la Gran Depresión no produjo el regreso de Cristo.

En 1991, cuando estaba por comenzar la Guerra del Golfo y Saddam Hussein lanzaba advertencias aterradoras sobre “la madre de todas las batallas”, nuestro sesgo profético cobró vida nuevamente, y algunos adventistas proclamaron desde el púlpito y la palabra escrita que pronto se produciría la batalla del Armagedón.

Hoy día, la histeria continúa. Un obrero adventista ha estado afirmando que tiene informes secretos, que recibió de un pastor evangélico anónimo, que dicen que el presidente de los Estados Unidos (en ese entonces, George W. Bush) había dado órdenes secretas a todas las Fuerzas Armadas del país sobre qué hacer cuando se produzca la siguiente crisis. Una vez que llegue la crisis –ya sea por un ataque terrorista o colapso financiero– las familias del personal militar tendrían 
dos horas para salir de las ciudades en dirección a las montañas o a poblados aislados. Todas las principales ciudades de los Estados Unidos serían selladas, y nadie podría ingresar o salir de ellas. Entretanto, los militares ya habrían almacenado millones de ataúdes (quinientos mil tan solo en el área de Atlanta) supuestamente para poner allí los millones de cuerpos de los que serían sacrificados. Y parece ser que los adventistas deberían almacenar alimentos y tenerlos a mano para huir también a las montañas.

Me desconcierta pensar que hay adventistas atrapados en semejantes ideas que degradan el valor de la profecía y hacen de la religión algo ridículo ante los ojos de otros que podrían simpatizar con ella y aun llegar a ser creyentes. Una de nuestras principales preocupaciones debería ser la credibilidad de la iglesia a largo plazo. Ya sea mediante la palabra escrita o hablada, deberíamos expresar las cosas de tal forma que los detractores de la iglesia no puedan rechazar o burlarse de nuestras afirmaciones con facilidad.

Recordemos que nuestras predicciones que hablan de la proximidad de la venida, basadas en la última calamidad de turno, no influyen sobre el momento del evento. Si así fuera, Jesús habría regresado a mediados del siglo XIX, en una época de expectativa y fervor sin precedentes.

Nos referimos aquí al Dios soberano del universo. Sus planes no se ven afectados por la interpretación errada que haga yo de la profecía. Como lo expresó Elena White: “Como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora” (El Deseado de todas las gentes, p. 23).

Lo que más me preocupa
Lo que más preocupa al leer Mateo 24 no es lo que Jesús dijo sobre las guerras, los terremotos, las hambrunas y las pestilencias, ¡sino lo que dijo sobre nosotros! Después de mencionar que sus seguidores serían perseguidos, muertos y “odiados por todos” Cristo dice que “muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán” (vers. 9, 10).

Con esto en mente, escuchemos a Elena White: 
“Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición […]. Hombres de talento y elocuencia, que se gozaron un día 
en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y 
descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño” (El conflicto de los siglos, p. 666).

Leamos a continuación el versículo 11: “Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos”. A veces creemos que somos la generación más inteligente, pero entre nosotros se encuentran los seres más cándidos que alguna vez anduvieron por el planeta. En la primavera de 2005, 
miles de personas peregrinaron bajo un puente de ferrocarril en Chicago, donde el agua de los desagües había creado una mancha que se decía parecía la Virgen María.

Si una mancha de un desagüe pudo producir semejante respuesta, imagine lo que sucederá cuando se cumpla lo 
que escribió Elena White: “El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo […]. En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como ser majestuoso, de un 
brillo deslumbrador […]. La gloria que lo rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: ¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido! El pueblo se postrará en adoración ante él, 
mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos […]. Cura las dolencias del pueblo, y luego, en 
su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado 
el día de reposo del sábado al domingo […]. Es el engaño 
más poderoso y resulta casi irresistible” (El conflicto de los siglos, p. 682).
Estas son las cosas que más nos tienen que preocupar. ¿Permaneceremos fieles?

El clímax del pasaje

Si buscamos una señal que marque la inminencia real 
de la venida de Jesús, una señal que, cuando se cumpla, 
podamos decir: “¡Esa es!”, tenemos que leer Mateo 24:14: 
“Y será predicado este evangelio del Reino en todo el 
mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces 
vendrá el fin”.

Esta no es una señal llamativa. No produce histeria alguna. No hace uso del recurso del pánico. Pero es de suma importancia. Es la única señal que Jesús conectó en forma directa con su advenimiento.

Puede ser que algunos se regocijen perversamente en el aparente lento avance del evangelio, al asumir que pueden disfrutar todavía del mundo mientras están atentos al 
cumplimiento de la comisión evangélica, y entonces regresar a la iglesia poco antes del fin.

Pero esta es una actitud sumamente necia. En primer lugar, el cumplimiento de la predicación del evangelio a todo el mundo no es algo que podamos medir en términos 
humanos. Como humanos no podemos saber cuándo se completará esta tarea según la sabiduría inescrutable de Dios. Tampoco podemos tener idea de la multitud de 
agencias que nuestro omnipotente Dios ha destinado para cumplir su obra entre las naciones. Solo la eternidad lo 
revelará (y, creo yo, nos llevaremos grandes sorpresas).

En segundo lugar, tenemos que considerar la incertidumbre de la vida. En la mañana del 11 de septiembre de 2001, catorce mil almas se dirigieron a sus oficinas y citas en las inmensas torres gemelas en la ciudad de Nueva York. 
Ninguno sospechó siquiera vagamente que sería un día distinto. Pero cuarenta segundos después de las 8:46, se produjo una explosión y la desaparición de miles de personas sin mediar advertencia.

Nuestra única seguridad radica en estar firmes en Dios hoy mismo y cada día, permitiendo que la Gran Comisión se cumpla en nosotros y por nuestro medio.

Tiempo de expectativa y gozo

La redacción de Lucas 21:25-28 nos lleva a la conclusión que inmediatamente antes del advenimiento habrá una repetición de ciertos presagios, acaso en una escala más intensiva. El pasaje habla del sol, la luna y las estrellas; de angustia y confusión en la tierra; y de la conmoción de las potencias celestes. “Entonces –dice Jesús– verán al Hijo 
del hombre que vendrá en una nube con poder y gloria” (vers. 27).

Pero al pasar por este tiempo de calamidades, no 
debemos temer. Cuando veamos que suceden estas cosas, 
levantemos nuestras cabezas, enderezcamos nuestros hombros, pongámonos de pie, sonriamos y cantemos. Que en ese momento, el gozo pleno de esa fantástica esperanza repercuta en cada fibra del ser, “porque vuestra redención está cerca” (vers. 28).


Fuente: AdventistWorld.com
Autor: Roy Adams es el redactor de asociado
 Adventist World. Ha sido editor asociado de la Adventist Review desde 1988. Anteriormente, Adams servido a la Iglesia Adventista en los EE.UU. y Filipinas. Obtuvo un ThD en la Andrews University. Es autor de varios libros incluyendo El Santuario (The Sanctuary, Review and Herald, 1994) y La naturaleza de Cristo (The Nature of Christ, Review and Herald, 1994).

5 comentarios:

  1. Creo que es uno de los mejores artículos sobre el "equilibrio en la interpretación profética" que he leído en estos últimos tiempos.

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  2. Elena de White se equivoco por lo tanto según la Biblia es falsa profeta. El que hoy muchos adventistas sigan el cuento de pedrito y el lobo no se puede evitar, pues esta en el ADN de la IASD.

    El famoso "El espiritu DE Profecia" es un INVENTO, la Biblia en Apocalipsis dice "El Espiritu DE LA profecia".... DE LA profecia, refiriendose al testimonio de JESUS.

    ESPIRITU DE LA PROFECIA... NO... Espiritu de Profecia.

    He ahi el ADN de la Iglesia.

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  3. muy bien hermano roy adams pero no se le olvide en todo el resto de su vida si no hablas con el testimonio de la biblia,que es la biblia y el Espiritu de la Profecias (los escritos de Elena de White)no vas abrir los ojos de las almas ver primeros escritos pag.270 probervios 29:18 y aquel que no cree en esto es porque no esta inscrito en el libro de la vida y estara en la filas de satanas para la muerte segunda y eterna, siga adelante hno. roy adams de tu hno. en Cristo Marco Antonio de venezuela.

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  4. mis hermanos para probar si un espiritu es de Dios o no Leamos 1Juan 4;3 "Y todo espiritu que no confiese que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios "Los judios crucificaron a Cristo porque no lo creian divino, en su absoluto monoteismo no reconodian que Dios tiene un Hijo al cual le dio todos sus atributos especiales, como poder creador, sustentador y vida en si mismo que no lo tiene, nacie mas en todo el Universo, que El y El Padre{ Heb cap 1 y Patriarcas y Profetas cap1}pero cuando Jesus resucito y demostro una vez mas su divinidad. Satanas para atacar de nuevo a la ley, comenzo ha hacer creer a la humanidad que Jesus era plenamente divino y que no tenia inclinacion ni debilidad al mal y por eso pudo guardar la ley, por esta razon, muchos piensan,que Dios no les va a exigir algo que los humanos no pueden lograr y que Cristo solo podia hacer.Pero realmente Cristo vino a darnos un ejemplo que lo que El logro mediante la comunion con el Padre, nosotros tambien lo podremos lograr, con nuestra comunion con El. EL VENCIO COMO HUMANO y tu tambien tienes que vencer para poder ser salvo, pues tienes los mismos recursos que el uso a tu dispocision,no te sientas pecador cuando eres tentado, el pecado esta en lo que tu escojas hacer con tus pensamientos negativos, si los desechas no es pecado, el pecados esta en consientemente albergarlos o llevarlos a la accion. Jesus fue tentado en todo conforme a nuestra semejanza pero sin pecar. Si el pudo tu tambien puedes. Cuando juzgamos a E.White siguiendo las intrucciones biblicas queda demostrado que ella es una profeta de Dios para instruir a su pueblo en este tiempo. Con este mismo versiculo pueden tambien juzgar a muchos pastores de nuestro tiempo. Como en los demas profetas biblicos de tiempo,(2300 dias= 1844= juicio investigador] su nombre expresa la amonestacion para la iglesia de este tiempo Laodicea. Ellen=Lampara Goul=oro White= simboliza justicia de Cristo y su apellido de soltera Harmond= soldado de paz que es lo que necesitamos ser para alcanzar la vida eterna. Que Dios los bendiga mis hermanitos y que muy pronto podamos vernos en la canaan celestial.....www.laverdadeterna.com. aqui hay un mensaje para los que aman la verdad y quieren formar parte de la iglesia remanente.

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  5. Me parece que este articulo se complementa con "El mito de una fe progresiva". Por Clifford Goldstein.Las personas ddefinitivamente somos libres, libres de pensar lo que queramos. Algunas deciden pensar lo que les hace daño a ellas mismas y por ende a otras tambièn.
    El Espiritu de Dios que se profesa en las bien llamadas "Sagradas Escrituras", es un Espiritu de amor y bondad hacia aquellos que prefieren la paz y la armonia.
    Estos, tenemos fe, esperanza y amor para compartir con todos. Aun en medio de las dificultades de la sociedad y de las tragedias que acontecen alrededor del mundo...
    Querido amigo que estas lleno de apatìa, falta de fe y desacuerdos. Te invito a que dejes todo eso y te acerques a Cristo (conocelo a través de la Biblia) y entonces entenderás "el gozo de los que tenemos a Dios por Padre, Creador y Sustentador del universo".

    Gracias hermano Adams por este maravilloso articulo. Lo compartirè en el culto de está noche.

    Gabriela Quintero C.

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